PIES MOJADOS

Uno de los ejemplos más palpables de la falta de compromiso del Estado es la costumbre siguiente: los funcionarios no pagan el transporte en común (como una forma de compensar sus bajos salarios)… pero resulta que no es el transporte en común del Estado, ¡sino de los particulares!

A los conductores no les hace ninguna gracia ver a uno de los viajeros exhibir su tarjeta de identidad para librarse de pagar el billete. Pero lo que ocurrió el otro día fue el colmo de la caradura.

Había llovido mucho. En Kinshasa cuando los baches se llenan de agua a causa de la lluvia, ésta puede alcanzar a veces el nivel de 1 metro o más. El caso es que muchas furgonetas de transporte, suelen ahogar el motor cuando entran en esas profundidades callejeras.

Y esa fue la situación que vivió el otro día una amiga nuestra. ¿Qué hacer? ¿Cómo salir sin mojarse? En estas situaciones siempre aparecen algunos jóvenes “serviciales”, que, por una módica suma, están dispuestos a empujar el vehículo averiado o a cargar a los pasajeros sobre sus espaldas para depositarlos en una zona seca.

Pues bien, ahí estaban atrapados los pobres viajeros cuando llegó el joven salvador, que sólo pedía 50 francos congoleses (la tercera o cuarta parte del precio del billete). Empezó con su labor de buen samaritano interesado. Hay que hacer notar que, antes de depositar a los pasajeros salvados de las aguas, éstos tenían que pagar los 50 francos (los negocios son los negocios).

Pero hubo un pasajero que en vez de pagar… ¡presentó su tarjeta de funcionario! Y empezó la discusión: el transportista con los pies en el agua y el funcionario colgado a sus espaldas.

-“¡Págame!
-“No tengo nada”.
-“Págame o te dejo en el agua”.
-“No tengo nada”.

El resultado fue que el funcionario terminó con los pies en el agua. ¡Lo tenía bien merecido por ser la encarnación de la caradura y de la falta de compromiso del Estado!

Ojalá el Estado se moje un poco los pies por el pueblo en vez de limitarse a exprimirlo.