¿HAY UNA SALIDA PARA EL CONGO?
En 2005, durante el proceso de transición (que debía llevar el país a las elecciones), discutí con una misionera que llevaba muchos años en el Congo si éste país tenía salida. Ella era pesimista, dada su larga experiencia después de la independencia del año 1960, pero yo era optimista… ¿ingenuamente?
A pesar de mi falta de experiencia (poco más de un año en el país) ya me había dado cuenta de que la situación había mejorado en un punto clave: la voluntad política de la comunidad internacional.
Si en Ruanda hubo un genocidio fue debido a la pasividad de la comunidad internacional, a su falta de voluntad para intervenir en esa situación. Es verdad que algunos justificaban ese no-intervencionismo como una forma de mantener la neutralidad en una situación muy complicada donde había dos bandos enfrentados. Pero podemos preguntarnos si la neutralidad es la opción correcta en ciertas situaciones de violación clara de los derechos humanos.
En la República Democrática del Congo (RDC) ha habido millones de muertos debido a la situación de guerra creada en el este del país después del genocidio ruandés (entrada de los ejércitos de Uganda y Ruanda en la RDC, con la creación de rebeliones autóctonas que justificaran la presencia de esos ejércitos y la oposición al gobierno de Laurent Desiré Kabila).
En esta situación, donde varios grupos rebeldes ocupaban la mitad norte-este del país, se calcula que hubo entre 3 y 4 millones de muertos. Esta situación se prolongó desde 1997 hasta 2003, hasta que finalmente la ONU decidió implicarse a fondo para favorecer un proceso de transición que llevara hasta las elecciones democráticas este sufrido país. Y es lo que se ha conseguido con mucho esfuerzo y muchos riesgos.
A finales de 2006 fue elegido presidente de la República Joseph Kabila, y a principios de 2007 se ha formado el gobierno. Han sido las primeras elecciones realmente democráticas que ha habido en el país.
Está casi todo por hacer: la unificación del ejército, las carreteras, la organización del sistema judicial y penitenciario, la educación y la salud públicas, la seguridad (que atraiga las inversiones extranjeras), las infraestructuras necesarias para que todos tengan agua y corriente eléctrica…
Pero soy optimista, y no sólo porque creo y espero en Dios, sino también porque veo a la comunidad internacional muy consciente de que no pueden irse después de las elecciones, sino que han de seguir al pie del cañón para afianzar la paz y la reconstrucción del país.
Pero, ¿no será esto intervencionismo? Sí, pero también lo fue la colonización, con la creación artificial de los diferentes estados africanos (y los problemas enormes que esto conlleva para los autóctonos). Que la comunidad internacional siga apoyando al Congo es una cuestión de justicia.
Por otra parte los congoleses están hartos de sufrir, quieren el cambio y la reconstrucción del país. Y para esa labor no sólo están los políticos, sino también los misioneros que queremos ayudar y fortalecer a la población inyectándoles la fuerza, la esperanza y la honestidad que viene de la fe.
Por todo esto, y por mucho más soy optimista, pero también paciente, pues pasarán varios siglos antes de que la RDC llegue al nivel actual del primer mundo.
En 2005, durante el proceso de transición (que debía llevar el país a las elecciones), discutí con una misionera que llevaba muchos años en el Congo si éste país tenía salida. Ella era pesimista, dada su larga experiencia después de la independencia del año 1960, pero yo era optimista… ¿ingenuamente?
A pesar de mi falta de experiencia (poco más de un año en el país) ya me había dado cuenta de que la situación había mejorado en un punto clave: la voluntad política de la comunidad internacional.
Si en Ruanda hubo un genocidio fue debido a la pasividad de la comunidad internacional, a su falta de voluntad para intervenir en esa situación. Es verdad que algunos justificaban ese no-intervencionismo como una forma de mantener la neutralidad en una situación muy complicada donde había dos bandos enfrentados. Pero podemos preguntarnos si la neutralidad es la opción correcta en ciertas situaciones de violación clara de los derechos humanos.
En la República Democrática del Congo (RDC) ha habido millones de muertos debido a la situación de guerra creada en el este del país después del genocidio ruandés (entrada de los ejércitos de Uganda y Ruanda en la RDC, con la creación de rebeliones autóctonas que justificaran la presencia de esos ejércitos y la oposición al gobierno de Laurent Desiré Kabila).
En esta situación, donde varios grupos rebeldes ocupaban la mitad norte-este del país, se calcula que hubo entre 3 y 4 millones de muertos. Esta situación se prolongó desde 1997 hasta 2003, hasta que finalmente la ONU decidió implicarse a fondo para favorecer un proceso de transición que llevara hasta las elecciones democráticas este sufrido país. Y es lo que se ha conseguido con mucho esfuerzo y muchos riesgos.
A finales de 2006 fue elegido presidente de la República Joseph Kabila, y a principios de 2007 se ha formado el gobierno. Han sido las primeras elecciones realmente democráticas que ha habido en el país.
Está casi todo por hacer: la unificación del ejército, las carreteras, la organización del sistema judicial y penitenciario, la educación y la salud públicas, la seguridad (que atraiga las inversiones extranjeras), las infraestructuras necesarias para que todos tengan agua y corriente eléctrica…
Pero soy optimista, y no sólo porque creo y espero en Dios, sino también porque veo a la comunidad internacional muy consciente de que no pueden irse después de las elecciones, sino que han de seguir al pie del cañón para afianzar la paz y la reconstrucción del país.
Pero, ¿no será esto intervencionismo? Sí, pero también lo fue la colonización, con la creación artificial de los diferentes estados africanos (y los problemas enormes que esto conlleva para los autóctonos). Que la comunidad internacional siga apoyando al Congo es una cuestión de justicia.
Por otra parte los congoleses están hartos de sufrir, quieren el cambio y la reconstrucción del país. Y para esa labor no sólo están los políticos, sino también los misioneros que queremos ayudar y fortalecer a la población inyectándoles la fuerza, la esperanza y la honestidad que viene de la fe.
Por todo esto, y por mucho más soy optimista, pero también paciente, pues pasarán varios siglos antes de que la RDC llegue al nivel actual del primer mundo.
Etiquetas: Flashes congoleses
5 Comments:
Hola, Xavi, soy Sergio, nos vimos en Barcelona hace poco..
Dios te bendiga, -aunque ya lo hace- sabes, cuando me convertí sinceramente al cristianismo, lo primero que pensé fué quiero ser misionero, sacerdote jesuíta, y es que lo primero que Dios me dió a comprender fué la verdad de la eucaristía. Un sacerdote, ya en aquel principio sabiamente me dijo, no.. tú te debes a tu família eres el administrador, y le hice caso claro.
Sigo con lo que Dios me dé con las manos abiertas.. y recuerdo tus consejos en tu discernimiento.
Todos tenemos una misión que hacer si queremos.
Me alegro de saber de tí, de tus trabajos, tu evangelización de la verdad de Cristo, de verte en la foto con tus colegas, de saber de tus preocupaciones y ver muy acertadamente en el post de hoy de que la ayuda material y política internacional son lo mas significativo en estos países de áfrica como en tantos otros.
Ojalá Dios mueva corazones de políticos hacia los mas necesitados y débiles.
Dios te bendiga misionero de Dios.
Te tengo cada día en mis oraciones a tí, tu causa, tu grupo.. todo.
Cuando vengas por España, a ver si Dios permite que nos veamos para charlar en alegría en el Señor.
Tu hermano.
+Fray Germán del Sagrado Corazón del niño Jesús.
Sagrado Corazón de Jesús, presente en todos los Sagrarios del mundo, en tí Confío!
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Gracias Sergio. Cuenta también con mi oración por tu misión en Barcelona.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Hola Javi! Sóc la mama.
M'he emocionat molt llegint el teu blog i comentaris.
Ens preocupa l'estat de caos i de guerra civil al Congo.
Cuidat molt dels perills i malalties.
T'estimo i et beneixo
Mama
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