AYUDAS PARA NUESTRA MISION EN EL CONGO
Ya estoy de vuelta en Madrid. A finales de febrero llegué a la capital de España, donde me quedé una semana. Después he estado 3 semanas en Barcelona, una semana y media entre Francia y Suiza, una semana más en Barcelona, y finalmente de vuelta a Madrid, donde voy a pasar mis dos últimas semanas antes de volver a la capital de la República Democrática del Congo (RDC): Kinshasa.
He tenido la alegría de visitar muchas personas y comunidades y he compartido con ellos mi experiencia. También he podido experimentar la generosidad de los que han querido ayudar económicamente a nuestra misión en el Congo. He aquí la lista de las personas y grupos hacia los que se dirige nuestro reconocimiento y gratitud:
Mis padres, mis tíos Eduardo y Fátima, mi tía Chon, mi hermana Montse, mi tía Roser Sanuy, mi prima Cristina Jordà, Ramón Boix Molinos y su esposa Cinta Khan de Boix, las Hermanas Cooperatrices de Caldes de Montbui, el Padre Juan (cura de Caldes de Montbui), mi tía Epi, Conchita Fernández, el grupo de Damas Auxiliares de Chabeuil (Francia), Fernando Quirós y su esposa Ana María Marcos, la comunidad de Cooperadores en Grolley (Suiza) y el grupo Filadelfia en Pozuelo.
De la parroquia San Juan de Avila (mi parroquia de origen en Barcelona): Clemente y Katy, Inés Cedrón y la comunidad de Cursillos de Cristiandad.
Los Cooperadores rezamos especialmente por nuestros bienhechores todos los miércoles. Nuestra gratitud va también hacia todos aquellos que nos sostienen con sus oraciones.
Las ayudas que recibimos sirven para sostener nuestra misión, lo cual implica: sostener algunos proyectos (un dispensario, una escuela y un centro de formación), y ayudar a financiar la formación de candidatos que quieren ser religiosos de nuestra congregación.
Debido al peligro de la picaresca, hemos creado una comisión formada por tres religiosos Cooperadores que se encarga de recibir las ayudas y canalizarlas según la voluntad de los donantes y según el orden de prioridades y las necesidades reales. El fin de esta comisión, como pueden ver, es ejercer la caridad con prudencia.
Somos conscientes de que el ideal es llegar a la autofinanciación, pero la situación del país es tan catastrófica que por ahora es impensable. Eso no quita que cultivemos un poco la huerta y que nos dediquemos a la cría de conejos y gallinas, pero el ideal citado todavía queda lejos. Así que gracias a todos los que hacen posible nuestra misión en este país tan necesitado y que acaba de salir de una larga guerra. Por lo que yo sé ninguna congregación ha llegado a la autofinanción total (o quizá sólo una). Es verdad que no hay que generar un paternalismo que haga de los congoleses un pueblo eternamente dependiente, pero también es verdad que si nos limitamos a los recursos locales avanzaremos mucho más lentamente en la reconstrucción del país; gracias a Dios la comunidad internacional es consciente de esto y está dando un apoyo económico considerable, que, a mi modo de ver, es un acto de justicia para reparar todo lo que se ha usufructuado durante el periodo colonial.
En la foto, sacada en un restaurante de Barcelona (de izquierda a derecha): mi padre, mi madre, mi tía Epi, yo y mi prima Mariés.
2 Comments:
Sanuy:
Me puede enviar a mi correo una dirección bancaria o similar para donativo.
He leído que tienen un dispensario, qué pena que el Congo no esté más cerca, iría a echar una mano en el tiempo libre.
Y hablando de dispensarios, ¿cómo consiguen los fármacos?
Aquí en el Hospital hemos tenido épocas de tener que tirar cantidades ingentes de fármacos (sin caducar) porque nadie los usaba y logicamente nosotros tampoco, ahora tenemos un Pixis (estación de medicación) y afortunadamente ya no se desperdician los fármacos.
De todas las formas, si sabe alguna forma de enviar medicación, hágamelo llegar.
Gracias Clara.
Voy a enviarle el e-mail de la monja que se ocupa de recibir y distribuir las ayudas. Especifique que es para el dispensario.
Publicar un comentario
<< Home