VIVIR EL MOMENTO PRESENTE (II)
¿Cómo hacer en concreto para vivir el momento presente sin que nuestro corazón esté disperso? Poniendo todo nuestro corazón (nuestra voluntad y afectos profundos) en el verdadero tesoro de nuestras vidas: el Reino de Dios; y el Reino de Dios en medio de nosotros es Jesucristo mismo.
Pero para dirigir toda nuestra energía interior hacia Dios, el verdadero tesoro, hemos de renunciar a todos los afectos desordenados que dispersan nuestras energías y nos impiden la entrega total a Dios. ¿Cómo podemos tener la fuerza de hacer una renuncia tan radical sin sentirnos frustrados? Jesús nos da la respuesta en Mt 13, 44: “El Reino de los Cielos es como un tesoro escondido en un campo. El que lo ha encontrado lo esconde, y es tan grande su alegría que va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo.”
Jesús nos muestra que hemos de descubrir que El es el verdadero tesoro escondido en nuestras vidas, y que hemos de apasionarnos a tal punto por El, que, llenos de alegría por haberlo encontrado, no tendremos dificultades para renunciar a todo lo demás por El.
Hay que tener en cuenta que “renunciar” no es otra cosa que preferir a Jesús antes que todo; cuando se está enamorado y apasionado por algo o por alguien somos capaces de relativizar el resto de las cosas y las personas.
Etiquetas: Espiritualidad
4 Comments:
Si, es verdad.
Quien encuentra el Tesoro, el único que hay, lo demás pasa a un segundo plano.
Frances me vuelvo loca con el lío de tantas religiones y me duele la cabeza.
No se porque las personas complicamos tanto las cosas, cuando Dios nos da unas pautas sencillísimas de seguir.
Pues sí, una vez un sacerdote me dijo que Dios es un Dios de sencillez.
+Sergio
Sagrado Corazón de Jesús, presente en todos los Sagrarios del mundo, en tí Confío! Siempre!
Si Sergio, Dios es tan sencillo que la gente no lo entiende. Se creen que hay que buscarle las vueltas a todo para poder llegar a El.
Si uno coge el camino con la simplicidad de un niño, El nos lleva de la mano, sólo hay que confiar en que El nos lleva y ya está.
El y va enseñándonos poquito a poco nos va diciendo lo que hemos de hacer.
Satanás también puede desviarnos bajo apariencia de simplicidad, así que hay que velar, vigilar y orar como decía Jesús.
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