COINCIDENCIAS PROVIDENCIALES

Aunque nuestras tandas de ejercicios espirituales se desarrollan en silencio, últimamente hemos introducido la posibilidad de compartir el propio testimonio durante la experiencia (y no sólo al final): esto es algo que no deshace el ambiente de silencio, que da gloria a Dios y que edifica a los demás (al ver la acción de Dios en los hermanos).
Pero lo que me llamó la atención en los testimonios de ayer es el elevado porcentaje de ejercitantes que señalaron el mismo fenómeno: un día o dos antes de venir a los ejercicios se ponían enfermos sus hijos. Después de haber participado en tantas tandas de ejercicios y ver que el mismo fenómeno se repite, llego a la conclusión siguiente: el demonio sabe que cuando los hombre se encierran para orar en estas condiciones, suelen convertirse, y hace todo lo posible para evitar que vengan a hacer la experiencia. Notable es el caso del señor al que se le pusieron enfermos tres de los cuatro hijos, y su mujer y sus hermanos eran contrarios a que fuera a hacer los ejercicios espirituales; pero él les dijo: “Si hiciera un viaje a Europa no me lo impediríais, ¿verdad? así que voy a ir a pesar de todo”. Y cosa curiosa, como le dijo su mujer después, nada más irse sus hijos se curaron.

No dudo de que Satanás pueda producir fenómenos de malestar y enfermedades para impedir que las personas tengan acceso a la ayuda de la Iglesia y de Dios; esto lo vi muy a menudo cuando hacía oración de liberación: a la gente que tenía que venir a verme se les estropeaba el coche, se pinchaban las ruedas, los frenos dejaban de funcionar, recibían visitas inesperadas en el ultimísimo momento. Pero, los que, venciendo los obstáculos siguen adelante terminan recibiendo la ayuda de Dios a través de la Iglesia.

Un ejemplo claro de lo que estoy diciendo es nuestro fundador, que, cuando era joven había perdido la fe y estaba en profunda crisis: justo cuando había decidido hacer los ejercicios espirituales, en la misma hora en que tenía que viajar a la casa de ejercicios, cayó gravísimamente enfermo; y durante la convalecencia recibió muchas invitaciones para ir a divertirse a casa de sus amigos, pero al final, venciendo todos los obstáculos, fue a hacer la experiencia de los ejercicios, se convirtió, entró en la Compañía de Jesús y 20 años después fundó nuestra congregación dedicada especialmente a dar los ejercicios de San Ignacio de Loyola.